la educacion para los niños:
- Un niño feliz no sólo es más alegre y tranquilo, sino que es más susceptible de ser educado, porque la felicidad le hace creer que el mundo no es un lugar sombrío, hecho sólo para su mal, sino un lugar en el que merece la pena estar, por extraño que pueda parecer muchas veces. Y no creo que haya una manera mejor de educar a un niño que hacer que se sienta querido. Y el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar. Querer saber lo que los niños son. No es una tarea sencilla, al menos para muchos adultos. Por eso prefiero a los padres consentidores que a los que se empeñan en decirles en todo momento a sus hijos lo que deben hacer, o a los que no se preocupan para nada de ellos. Consentir significa mimar, ser indulgente, pero también, otorgar, obligarse. Querer para el que amamos el bien. Tiene sus peligros, pero creo que éstos son menos letales que los peligros del rigor o de la indiferencia.
- Y hay adultos que tienen el maravilloso don de saber ponerse en el
lugar de los niños. Ese don es un regalo del amor. Basta con amar a
alguien para desear conocerle y querer acercase a su mundo. Y la
habilidad en tratar a los niños sólo puede provenir de haber visitado el
lugar en que éstos suelen vivir. Ese lugar no se parece al nuestro, y
por eso tantos adultos se equivocan al pedir a los pequeños cosas que no
están en condiciones de hacer. ¿Pediríamos a un pájaro que dejara de
volar, a un monito que no se subiera a los árboles, a una abeja que no
se fuera en busca de las flores? No, no se lo pediríamos, porque no está
en su naturaleza el obedecernos. Y los niños están locos, como lo están
todos los que viven al comienzo de algo. Una vida tocada por la locura
es una vida abierta a nuevos principios, y por eso debe ser vigilada y
querida. Y hay adultos que no sólo entienden esa locura de los niños,
sino quese deleitan con ella. San Agustín distinguía entre usar y
disfrutar. Usábamos de las cosas del mundo, disfrutábamos de nuestro
diálogo con la divinidad. Educar es distinto a adiestrar. Educar es dar
vida, comprender que el dios del santo se esconde en la realidad, sobre
todo en los niños.
la buena educacion enriquese la vida.
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